domingo, 13 de febrero de 2011

Buda y el Budismo


“¿Eres un dios?, le preguntaron. No. ¿Eres un ángel? No. ¿Un santo? No. ¿Qué eres entonces? Yo estoy despierto”, respondió Buda, y es que Buda significa “iluminado” o “despierto”.

En torno a la vida de Buda gira una entrañable leyenda. Se dice que cuando nació los mundos se inundaron de luz, los ciegos recuperaron la vista, los sordomudos comenzaron a conversar, los jorobados se pusieron derechos, los cojos caminaron, los presos fueron liberados de sus cadenas, el fuego del infierno se apagó y la paz abrazó al mundo. Únicamente Mara, el Maligno, no se alegró.


Buda nació el año 563 a. C. en lo que es hoy Nepal. Su nombre era Siddharta Gautama de Sakya. Su padre fue rey y le proporcionó una crianza esmerada con todo tipo de lujos. Se casó a los 16 años con la princesa Yasodhara y tuvieron un hijo llamado Rahula. Nada parecía faltar en la vida de Buda y, sin embargo, a los veintinueve años un descontento profundo lo llevó a abandonar todos sus bienes terrenales, se despidió en silencio de su mujer y su hijo, se vistió con harapos y se internó en el bosque en busca de la iluminación. Durante seis años persiguió este fin, estudió con los más destacados maestros hinduistas y aprendió cuanto estos yogis podían enseñarle. Luego se unió a un grupo de ascetas poniendo a prueba su fuerza de voluntad. Dicen que se sustentaba con seis granos de arroz al día, que apretaba los dientes y presionaba la lengua contra el paladar hasta que el sudor fluía por sus poros, que contenía la respiración hasta sentir un fuerte dolor de cabeza. Estas experiencias le enseñaron lo inútil del ascetismo, todas estas experiencias negativas no le aportaron la iluminación, pero aprendió a valorar el Camino Intermedio entre los extremos. Abandonada la mortificación del cuerpo, Siddharta persiguió el pensamiento riguroso y la concentración mística. Dice la tradición que se sentó bajo una higuera dispuesto a no levantarse hasta lograr la iluminación, allí hizo frente a las tentaciones del Maligno, que se presentó primero bajo la apariencia de Kama, Dios del Deseo, y luego con el disfraz de Mara, Señor de la Muerte. Siddharta resistió imperturbable ante tres mujeres voluptuosas y no se inmutó ante huracanes, lluvias torrenciales y aludes de piedras incandescentes, había llegado el Gran Despertar, Siddharta se había transformado en Buda y su dicha fue infinita, tan grande que durante 49 días permaneció extasiado antes de dirigir su mirada gloriosa al mundo.


A Buda aún le esperaba la última tentación. Mara atacó esta vez a su punto más fuerte: la razón, y le propuso un gran reto. ¿Cómo podría mostrar a los demás lo que él había entendido? ¿Cómo poner en palabras visiones imposibles de definir? ¿Cómo enseñar lo que sólo puede ser aprendido y mostrar lo que sólo puede ser encontrado? ¿Por qué perder el tiempo ante un público que no entenderá? Buda respondió: “Algunos habrá que entiendan”, y Mara no volvió a aparecer nunca.


Pasó el tiempo, Buda envejeció predicando su mensaje destinado a destruir egos y a redimir la vida, fundó una orden de monjes para alentar a los desesperados y llevó una existencia dedicada a los fieles y a la meditación. A los 80 años de edad, murió a causa de una disentería.
 
Leyendo la biografía de Buda se tiene la impresión de hallarse ante un hombre grande, lleno de sabiduría. Sabía mantener la cabeza fría para pensar con claridad y el corazón cálido para confortar a quien lo necesitaba, era generoso, sencillo, paciente, modesto, compasivo, sentía un profundo respeto por los demás hombres, a los que trataba como iguales, y con su iluminación ejercía un extraño poder espiritual sobre ellos.
Buda acometió la tarea de eliminar supersticiones y rituales para que la verdad hallase una nueva vida, así nació una religión desprovista de autoridad en la que todos los individuos realizaban su propia búsqueda religiosa. “Sed lámparas para vosotros mismos. Quienes, ahora o después de que yo haya muerto, confíen sólo en sí mismos y no busquen ayuda en nadie más que en sí mismos, ésos serán los que llegarán más alto”, dejó dicho. Predicó un religión desprovista de rituales, pues consideraba los ritos adornos irrelevantes, trabas para el espíritu. Evitó la teorización, la especulación infructuosa, para llevar a cabo un programa práctico. Alentó una religión nueva y desprovista de tradición y animó a sus seguidores a deshacerse de la carga del pasado: “No os guiéis por lo que se os trasmite, ni por la autoridad de vuestras enseñanzas tradicionales. Cuando sepáis por vosotros mismos que ‘estas enseñanzas no son buenas, que el seguimiento y la práctica de estas enseñanzas conducen a la desorientación y al sufrimiento, entonces, rechazadlas”. La religión de Buda se basa en el esfuerzo personal, en la iniciativa propia; cada individuo debe recorrer su propio camino. En la religión de Buda no hay milagros ni hechos sobrenaturales, respuestas rápidas o soluciones simples, los atajos no existen en la tarea de elevarse a sí mismo.
El camino de la iluminación se recorre en ocho pasos. “Aparece alguien en el mundo que suscita la fe. Uno se asocia a esa persona”. Éste es el preámbulo, la transformación arranca de la mano de un iniciado, de alguien que ya se ha sometido a este proceso y de quien se aprende a tener el juicio adecuado, esto es: la convicción de que la razón está satisfecha y sin la cual ningún individuo puede avanzar en dirección alguna; la intención adecuada: que se obtiene cuando el corazón está seguro de lo que queremos; el lenguaje adecuado: el lenguaje que empleamos revela nuestro carácter, por eso en nuestra palabras no ha de haber mentira, charla inútil, calumnia, injuria; la conducta adecuada: que se basa en la objetividad lograda mediante la reflexión sobre los actos y motivos que la provocaron; el medio de vida adecuado: es decir un trabajo que permita el progreso espiritual teniendo en cuenta que el trabajo es un medio de vida y no el objetivo de la vida; el esfuerzo adecuado: dominar pasiones, desarrollar las virtudes, suprimir los pensamientos destructivos y dar cabida a la compasión y a la indiferencia; la mentalidad adecuada: un examen continuo en el que busquemos entendernos a nosotros mismos, un control sobre los sentidos e impulsos, un observar todas las cosas sin reaccionar; la concentración adecuada: que se basa en gran medida en las técnicas del raja yoga y que constituye la última etapa, el fin del camino, cuando la mente reposa en su auténtica condición: el nirvana.
Al final del camino está la libertad; hasta entonces, paciencia”.
Buda
 
 
Namasté
 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Arriesgarse

Amar es arriesgarse no ser correspondido. 

Tener esperanzas es arriesgarse a sufrir dolor.

Intentarlo es arriesgarse al fracaso, pero debe correrse el riesgo, pues el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada.


Y yo me pregunto: si aprendemos de nuestros errores, ¿por qué tenemos siempre tanto miedo a cometer uno?

 NAMASTÉ


martes, 8 de febrero de 2011

"Me declaro VIVO", Chamalú, indio quechua



“Soy guerrero:
mi espada es el amor, mi escudo el humor,
mi hogar la coherencia, mi texto la libertad.
Si mi felicidad resulta insoportable, discúlpenme,
no hice de la cordura mi opción.
Prefiero la imaginación a lo indio,
es decir, inocencia incluida”
 
Chamalú

Me declaro vivo” es el título de un libro y un inspirador texto de Luis Espinoza, Chamalú.

Personajes como Chamalú son imposibles de  definir. Su vida fue salvada de niño en un ritual terapéutico por su bisabuela, indígena quechua, y tras una juventud marcada por la pobreza y la rebeldía se involucró en proyectos transformadores por un mundo mejor, primero de carácter político-revolucionario, luego ecologista y finalmente espiritual y sanador.

Místico de los Andes, poeta, “hombre-medicina”, terapeuta del alma, autor de de más de  42 libros, fundador del Movimiento Ecologista Pachamama, director de la clínica alternativa Planeta Luz, viajero incansable que ha dado conferencias en más de 600 ciudades, no pertenece a ninguna religión y vive y enseña en su Comunidad-Escuela en Bolivia, donde aprendices y buscadores de todo el mundo se acercan a beber de sus enseñanzas.


Chamalú rescata el conocimiento de las fuentes ancestrales y honra a toda la cultura y sabiduría indígena.

“El indígena sabía pocas cosas, pero sabía vivir:
no había suicidio, no había depresión”

Me declaro vivo” es su escrito más difundido y después de leerlo y reflexionar sobre él, se entiende por qué.

Con palabras sencillas y cercanas, Chamalú nos habla de la felicidad diaria, de fluir con la vida, del silencio, de buscar el camino personal y disfrutar de cada paso, de ser genuinos, de aceptación, y sobre todo, nos habla de AMOR.

Este es el texto íntegro y abajo tenemos una presentación con extractos del mismo y música del keniata Ayub Ogada. La canción se llama “Kothbiro”, pertenece al álbum “En Mana Kuoyo” (“Simplemente Arena”) de 1993 y se incluyó en la película “El Jardinero Fiel”.
Saboreo cada acto.
Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí,
entonces me portaba como los demás querían
y mi conciencia me censuraba.
Menos mal que a pesar de mi esforzada
buena educación siempre había alguien difamándome.
¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó
que la vida no es un escenario!
Desde entonces me atreví a ser como soy.
He viajado por todo el mundo, tengo amigos de todas las religiones; conozco gente extraña:
católicos, religiosos pecando y asistiendo a misa puntualmente, pregonando lo que no son,
personas que devoran al prójimo con su lengua e intolerancia, médicos que están peor que sus pacientes,
gente millonaria pero infeliz, seres que se pasan el día quejándose,
que se reúnen con familia o amigos los domingos para quejarse por turnos,
gente que ha hecho de la estupidez su manera de vivir.
El árbol anciano me enseñó que todos somos lo mismo.
La montaña es mi punto de referencia:
ser invulnerable, que cada uno diga lo que quiera,
yo sigo caminando indetenible.
Soy guerrero:
mi espada es el amor,
mi escudo el humor,
mi hogar la coherencia,
mi texto la libertad.
Si mi felicidad resulta insoportable, discúlpenme,
no hice de la cordura mi opción.
Prefiero la imaginación a lo indio,
es decir inocencia incluida.
Quizás solamente teníamos que ser humanos.
El que tú no veas los átomos,
no significa que no existan.
Por eso es muy importante que sea el Amor
lo único que inspire tus actos.
Sin Amor nada tiene sentido, sin Amor estamos perdidos,
sin Amor corremos el riesgo de estar de nuevo
transitando de espaldas a la luz.
En realidad, sólo hablo
para recordarte la importancia del silencio.
Anhelo que descubras el mensaje que se encuentra
detrás de las palabras; no soy un sabio,
sólo un enamorado de la vida.
El silencio es la clave,
la simplicidad es la puerta
que deja fuera a los imbéciles.
La gente feliz no es rentable,
con lucidez no hay necesidades innecesarias.
No es suficiente querer despertar, sino despertar.
La mejor forma de despertar es hacerlo
sin preocuparse porque nuestros actos
incomoden a quienes duermen al lado.
Recuerda que el deseo de hacerlo bien será  una interferencia.
Es más importante amar lo que hacemos
y disfrutar de todo el trayecto.
La meta no existe, el camino y la meta son lo mismo.
No tenemos que correr hacia ninguna parte,
sólo saber dar cada paso plenamente.
No, no te resistas, ríndete a la vida.
Quien acepta lo que es
y se habilita para hacer lo que puede,
encarna las utopías
y lo imposible se pone a disposición.
La mejor manera de ser feliz es: ‘ser feliz’.
Reconstruye tu raíz y saborea la vida.
Somos como peces de mares profundos,
si salimos a la superficie reventamos.
La frivolidad y la intrascendencia
condenan la vida a la muerte.
Cuando somos más grandes que lo que hacemos,
nada puede desequilibrarnos.
Pero cuando permitimos que las cosas sean más grandes
que nosotros, nuestro desequilibrio está garantizado.
El corazón está en emergencia por falta de amor.
Hay que volver a conquistar la vida,
enamorarnos otra vez de ella.
Nuestro potencial interior aflora espontáneamente
cuando nos dejamos en paz.
Quizá sólo seamos agua fluyendo;
el camino nos lo tenemos que hacer nosotros.
Más no permitas que el cauce esclavice al río,
no sea que en vez de un camino tengas una cárcel.
La infelicidad no es un problema técnico,
es el resultado de haber tomado el camino equivocado.
Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez.
Amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad
que pulula por doquier, infectando almas
y atrofiando corazones.
El amor es, a nivel sutil,
la esencia de nuestra instancia inmunológica.
La gente está tan acostumbrada a complicarse,
que rechaza de antemano la simplicidad.
La gente está tan acostumbrada a ser infeliz,
que la sensación de felicidad les resulta sospechosa.
La gente está tan reprimida, que la espontánea ternura
le incomoda y el amor le inspira desconfianza.
Hay cosas que son muy razonables, objetivas y… apestan.
Ya no podemos perder el tiempo
en seguir aprendiendo técnicas espirituales cuando aún estamos vacíos de amor.
Quienes no están preparados para escuchar
tienen la recompensa de no enterarse de nada.
Disfruta de lo que tienes, recibe lo que venga,
crea e inventa lo que necesites, haz sólo lo que puedas,
y fundamentalmente celebra lo que tengas.
La vida es un canto a la belleza,
una convocatoria a la transparencia
Cuando esto lo descubras desde la vivencia,
el viento volverá a ser tu amigo,
el árbol se tornará en maestro
y el amanecer en ritual.
La noche se vestirá de colores,
las estrellas hablarán el idioma del corazón
y el espíritu de la tierra reposará otra vez tranquilo.
¡Me declaro vivo!
 Chamalú.
Indio Quechua


domingo, 6 de febrero de 2011

Los Guerreros del Arco Iris - Leyenda India

Normalmente asociamos las profecías a pronósticos catastróficos y amenazas de grandes males, pero en este caso nos anuncian una gran esperanza y utopía, y merece la pena conocerla.
“Cuando la oscuridad se haga más densa, cuando la Tierra clame de desesperación, cuando plantas y animales sean despreciados y pisoteados por el hombre, vendrán por el Oeste … se les verá llegar. Los Guerreros del Arcos Iris. Que traerán la Luz, el Conocimiento y el Amor al resto de sus semejantes. Enarbolando el símbolo de la Conexión y el Anclaje con el Verdadero Amor”.

Esta es la profecía completa:

Hubo alguna vez una anciana llamada Ojos de Fuego, nativa de la tribu Cree de Norteamérica. Esta mujer lanzó una profecía que hasta nuestros días hace eco..
Llegará el día en que la codicia del hombre blanco, del Yo-ne-gi, hará que los peces mueran en las corrientes de los ríos, que las aves caigan de los cielos, que las aguas ennegrezcan y los árboles ya no puedan tenerse en pie.
Y la humanidad, como la conozco, dejará de existir. Llegará el tiempo en que habremos de necesitar a “los que preservan las tradiciones, las leyendas, los rituales, los mitos y todas las viejas costumbres de los pueblos” para que ellos nos muestren cómo recuperar la salud, la armonía y el respeto a nuestros semejantes. Ellos serán la clave para la supervivencia de la humanidad, y serán conocidos como “LOS GUERREROS DEL ARCO IRIS“.

 
Llegará el día en que algunas personas despierten de su letargo para forjar un Mundo Nuevo de justicia, de paz, de libertad y de respeto por el Gran Espíritu. Los Guerreros del Arco Iris transmitirán el mensaje, para difundir sus conocimientos a los habitantes de la Tierra, a los habitantes de Elohi.
Ellos enseñarán a vivir como vive el Gran Espíritu, y mostrarán cómo ese mundo futuro se ha alejado del Gran Espíritu y por qué razón se encontrará tan enfermo. Los Guerreros del Arco Iris le enseñarán a la gente que este Ser Ancestral, el Gran Espíritu, es un ser de amor y comprensión, mostrarán cómo devolverle a la Tierra, a Elohi, toda su belleza.
Estos Guerreros del Arco Iris proporcionarán a la gente los principios y reglas para hacer una vida acorde con el mundo. Estos principios serán los mismos principios que seguían los pueblos del pasado. Los Guerreros del Arco Iris le enseñarán a la gente los viejos hábitos de la unidad, del amor y de la comprensión.
Y enseñarán por los cinco rincones de la Tierra cómo alcanzar la armonía entre las personas. Le enseñarán a la gente cómo orar al Gran Espíritu de la misma manera como lo hacían los pueblos del pasado, dejando que el amor fluya como las hermosas corrientes que descienden de las montañas, por cauces que las llevan a unirse con el océano mismo de la vida.
Y una vez más renacerá la alegría de estar en compañía, como también en la soledad. Estarán libres de envidias mezquinas, y amarán a sus semejantes como a sus hermanos, sin importar el color de su piel, su raza o su religión. Sentirán cómo la felicidad inunda sus corazones mientras se vuelven cada uno con el resto de la creación. Sus corazones serán puros e irradiarán calidez, comprensión y respeto por la humanidad, por la naturaleza y por el Gran Espíritu. Y una vez más colmarán sus mentes, sus corazones, sus almas y sus actos de los pensamientos más puros, para así aspirar a la magnificencia del Maestro de la Vida, ¡el Gran Espíritu!. Hallarán la fortaleza que se oculta en la belleza de una oración y en los momentos de soledad de la vida.
Y sus hijos nuevamente podrán correr libres y disfrutar los tesoros de la Naturaleza y de la Madre Tierra, libres de venenos y de la destrucción generada por el Yo-ne-gi y sus prácticas codiciosas.
Los ríos fluirán limpios otra vez, los bosques serán abundantes y llenos de hermosura, y otra vez habrá aves y animales sin número. Nuevamente se respetarán los poderes del planeta y de los animales, y la conservación de todas las cosas bellas se convertirá en una forma de vivir.
El pobre, el enfermo y el necesitado recibirán cuidados de sus hermanos y hermanas de toda la Tierra. Y estas prácticas serán de nueva cuenta parte de sus vidas cotidianas.
Los líderes de los pueblos volverán a ser elegidos a la vieja usanza… no por el grupo político al que pertenezcan, ni porque griten más fuerte o presuman más, tampoco por un proceso de intercambio de insultos o acusaciones mutuas; serán elegidos aquellos cuyas acciones digan más que sus palabras. Serán elegidos como líderes o Jefes aquellos que den muestras de su amor, su sabiduría y su valor, que hayan sido capaces de actuar por el bien de todos. Serán elegidos por sus cualidades, no por la cantidad de dinero que posean. Y al igual que los Jefes devotos y considerados de la antigüedad, usarán su amor para entender a la gente y para asegurarse de que sus niños y jóvenes sean educados en el amor, en el trabajo y en el conocimiento de su entorno.


 
Les mostrarán que los milagros pueden hacerse realidad para curar a este mundo de todos sus males, devolverle la salud y la belleza que antes tuvo.
Las tareas que les esperan a los Guerreros del Arco Iris serán muchas y mayúsculas. Habrá enormes montañas de ignorancia que será necesario vencer; se enfrentarán contra prejuicios y odio. Tendrán que ser dedicados, firmes en su fortaleza y tenaces de corazón. Porque en su camino hallarán mentes y corazones dispuestos a seguirlos en esta senda que le devolverá a la Madre Tierra toda su belleza y su plenitud.
Ese día llegará pronto, ya no está lejos. Llegará el día en que nos demos cuenta de que todo lo que somos, nuestra existencia misma, se la debemos a las gentes que han reservado su cultura y su herencia, a esas personas que han mantenido con vida los rituales, las historias, las leyendas y los mitos. Y será gracias a este conocimiento que ellos han preservado, como volveremos a estar otra vez en armonía con la Naturaleza, con la Madre Tierra y con la humanidad misma. Y descubriremos que este conocimiento es nuestra clave para la supervivencia. Éstos serán los Guerreros del Arco iris, y ésta es la razón que me impulsa a proteger la cultura, la herencia y los conocimientos de mis antepasados. ”


NAMASTÉ

 

martes, 1 de febrero de 2011

Ser LIBRE


Ser libre es asumir el riesgo de equivocarse y aceptar con humildad el error.
Ser libre es, superar la moda, los tabúes, los prejuicios y animarse a vencer sus condicionamientos.
Ser libre es conocerse a un@ mism@, tomar conciencia de lo que puede dar y luchar por hacerlo realidad.
Ser libre es aceptarse como un@ es, teniendo la valentía de cambiar aquello que se puede mejorar.

Ser libre es asumir la responsabilidad de los propios pensamientos, palabras y actos.
Ser libre es ser auténtico, coherente, fiel a lo que cada un@ debe ser.

Ser libre es romper con el egoísmo que nos atrapa y nos impide lanzarnos de lleno a los demás.
Ser libre es mirar a tod@s con ojos de hermanos, sintiéndonos iguales, fraternos, unidos.
Ser libre es saber decir "no" cuando es fácil decir "", decir "" cuando todo impulsa a decir "no".
Ser libre es ser fuerte cuando tod@s son débiles, es gritar en voz alta cuando los demás callan.
Ser libre es tener ideales magníficos, soñar con metas altas; es animarse a cambiar y dar la vida en el cambio.
Ser libre es reconocer en mi existencia la huella imborrable de alguien o de algo que me trasciende, del cual vengo y hacia el cual voy.
Ser libre no es fácil, pero es hermoso y para ello fuimos cread@s:
para vivir la plenitud de la libertad, que es el AMOR.





Que siempre seas, libremente, TÚ.
NAMASTÉ